domingo, 19 de julio de 2015

¿Un periodo clave?

A mediados de 2002 se entrevista a Montemayor sobre el posible vínculo entre el estado de Guerrero y la muerte de Digna Ochoa el 19 de octubre anterior.
-¿Estamos hablando de un fenómeno de colombianización de Guerrero?
-No, todo lo contrario. La colombianización ocurre primero porque no había un gobierno central eficiente ni aceptado en Colombia. Segundo, porque hay un dominio territorial total de las guerrillas. Tercero, porque es imposible para fuerzas policiacas y militares oponerse tanto a los grupos guerrilleros como a los clubes de delincuentes armados que constituyen las fuerzas paramilitares colombianas.
“Esto no ocurre en México ni hay manera de establecer paralelos con Colombia. Lo que estamos es ante el caso típico que debemos llamar estado de Guerrero.”  
El escritor ve allí un entramado de cúpulas policiacas, militares, de narcotráfico, de derrame de los fondos públicos..., cuyos poderes no sabemos cómo se van “distribuyendo, respetando o tensando”. Y agrega: “Ese mapa es clandestino” y no lo conoce nadie, ni siquiera los sistemas de seguridad nacional, excepto quizás y sólo en cierta medida la inteligencia militar.
El caso de Digna, quizá la más terca defensora de derechos humanos, conmocionó a un país donde, tomando prestado el título de un extraordinario cuento, la muerte tenía permiso pero estaba a años luz de ese amargo pan de cada día que nos dan hoy. Digo “muerte” y no “asesinato”, pues la investigación fue grotescamente torpe y malintencionada y sigue exigiendo se rehaga. 
Hablamos de fines del año 2001 y de mediados de 2002, en cuanto a la entrevista a don Carlos, y no de un tiempo perdido en la memoria. Sin duda quienes entonces eran niños o niñas se asombrarán del efecto que un crimen solitario causó en la conciencia pública. Lo harán también con las palabras del escritor que ve en Guerrero los avances, y sólo eso, de un proceso que en una década cubriría, magnificado, al grueso de la república. 
Recordar la muerte de la abagada veracruzana representa más que un acto de justicia. Él y una serie de sucesos acontecidos en el año y medio alrededor, tal vez son una de las claves de la brutal escalada de la violencia.
Hasta marzo de 2002 la brutalidad que se relaciona con las mafias tenía su cumbre en quien llamábamos el Mochaorejas por las crueles pruebas de vida entregadas a las familias de sus secuestrados. Entonces se produjeron las primeras decapitaciones. Meses antes, en mayo de 2001 "un comando de hombres armados con AK-47" de madrugada asalta "con tácticas militares a las instalaciones del Palenque de la Exposición Ganadera" el municipio de Nueva Guadalupe, Nuevo León. Nada hasta ese momento en el país se compara a la acción. Los protagonistas son los Talibanes, brazo ejecutor del cartel de Juárez que, conforme a los dichos, va tras jefes de los Zetas, su similar de reciente creación en el cartel del Golfo. De ambos el gobierno niega lo después bien sabido: los formaron ex militares que pertenecían a cuerpos de elite nacidos tras la firma del TLCAN y el levantamiento del EZLN. Proceden en particular del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), partícipe en la masacre de El Charco, y en cuanto a los Z el paso se dio a través de la agencia en Tamaulipas de la Policía Federal Preventiva, organismo cuyo nacimiento en 1999 trasgredió las bases constitucionales, conforme a expertos en derecho.
Obviamente hay un parteaguas con el fin de la hegemonía priista en la primera magistratura del país, gracias al triunfo electoral de Vicente Fox en 2000. Este empresario fracasado que se hizo popular por el "francote" estilo, no sustentaba su apoyo en el partido al cual pertenecía, el PAN, sino en un amasijo de grupos de poder: los amigos de Fox. Desde luego no faltaban en ellos los del régimen priista recién desbancado. Tengamos presente la premura con que el presidente Ernesto Zedillo reconoce el triunfo electoral foxista y sus futuras conexiones con la vida nacional (¿en 2015 es el asesor de EPN?) y grandes consorcios internacionales y organismos rectores de la economía mundial: Procter and gambleAlcoa, Union Pacific, PRISA, Fundación Bill & Melinda Gates, Club de Madrid, programas de las Naciones Unidas relacionados con el financiamiento a los países en vías de desarrollo.
El Chapo Guzmán escapará del penal en que se encuentra desde 1993, a mes y medio de la entronización de Vicentico. ¿Eso precipita la violencia entre las mafias? En apariencia, sí, por el predominio del capo sinaloense, mimado por la pareja presidencial según muchos afirman, y que pasando a un nivel superior en sus negocios empuja la radicalización de otros cárteles.  
En cualquier caso las firmísimas bases de la violencia sin coto se sentaron dos sexenios atrás, con Carlos Salinas de Gortari. Para ilustrar acerquémonos a quien en el periodo se nombra empresario modelo.     
Los especialistas encuentran en él la mejor ejemplificación de las fortunas que surgen en un tris, debido a la transferencia de empresas públicas, las prácticas de una ominosa ilegalidad y el lavado de dinero.
Se llama Carlos Cabal Peniche, pertenece a una extensa familia de comerciantes tabasqueños emparentados con políticos de mediana estatura, y apenas termina la carrera y hace contactos en la Universidad Iberoamericana del DF, en 1983 recibe los negocios en desgracia de su padre.
Inicia la época de oportunidades únicas para quien es osado y dispone de recursos y relaciones, y a ello podría atribuirse el rápido progreso cuando marcha a Ciudad del Carmen, Campeche. Cuando menos al principio, en que funda cinco empresas mayoritariamente orientadas a las actividades del mar. Con una de ellas incursiona en la exportación de camarones, poniendo un pie en los Estados Unidos.
Las cosas empiezan a oler mal una vez que de ellas nace su “joya”: Eastbrook Ltd. Se trata de un “grupo de compañías que funciona en todo el mundo como una comercializadora mundial-traiding al estilo de las Sogo-Shoshas japonesas que desarrollan inteligencia (espionaje) comercial con oficinas en Zurich, Londres, HongKong, Nueva York, Los Ángeles, México, Santiago de Chile y Buenos Aires”.
Recibe un crédito del Citybank por ochenta millones de dólares, nunca después cubierto, y en Australia se le expulsa como “criminal comercial o financiero”.
El consorcio no está asociado a las diecisiete causas que la justicia mexicana emprenderá contra él a partir de 1994, y aun así despierta sospechas. Los rumores afirman que sus compañías no tienen valor real y que sirve de prestanombres a uno de los hijos del presidente Miguel De la Madrid o a Carlos Hank González y Raúl Salinas de Gortari.
El próximo salto resulta ya por completo inexpicable en términos económicos: la compra al Estado, en tanto accionista mayor, del Banco de Crédito Hipotecario, y la de la empacadora y comercializadora Del Monte, convertida de inmediato en una trasnacional cuya producción por año alcanza los 560 millones de dólares. A partir de la última maneja una treintena de empresas frutícolas.
Según un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses, el verdadero objetivo es acondicionar puertos de Chiapas y hacerse de tierras en Guatemala y Costa Rica, para el traslado de la mercancía que el cártel de Sinaloa mueve desde Colombia por mar, vía predilecta del narcotráfico.
Esta historia refleja bien al México que se crea. Rompieron el tejido social y desarticulan al Estado, dicen con angustia la izquierda política y los movimientos populares. Denuncian la brutal caída del empleo y los salarios, el fin de las conquistas agrarias y la "recampesinización de las políticas públicas", y así el cómo es cada vez más subestimado el trabajo; la pobreza en aumento, la inseguridad pública que crece geométricamente; el individualismo voraz y el consecuente desprecio a lo comunitario, inculcados por las instituciones, y la informalidad.
"Cada vez es más claro que el capitalismo de nuestros tiempos funciona en un doble carril. Por un lado tenemos la sociedad formalmente reconocida, con su economía, sus modos de organización y confrontación y su moralidad; y por el otro crece aceleradamente una sociedad paralela, con una economía calificada genéricamente de ilegal, y con una moralidad, modos de organización y mecanismos de disciplinamiento muy diferentes."
Esta caracterización está muy extendida en nuestros días y contraviene la lógica en la que nos formamos las generaciones del siglo XX. Para nosotros el caos real o aparente es contrario al crecimiento económico, no importa de qué sociedad se trate. 
Cuando la noche de Iguala me pregunté ingenuamente cómo los dos espectaculares proyectos mineros de los municipios connurbados a esa ciudad convivirían con el desastroso panorama que creaban pequeños cárteles, fuerzas y funcionarios públicos sin control. 
Rey de Plata, grupo Peñoles, es el primero de ellos, ya en arranque, y el segundo, la mina de oro más rica en América Latina y parte de un largo, vasto cinturón, perteneciente a una empresa canadiense. 
Ahora descubro al trabajo esclavo o semiesclavo como uno de los instrumentos socorridos por los grandes capitales, en esa rama y otras: la industria fabril, la agricultura... 
No encuentro quejas de Peñoles o la Guadalupe SA de CV sobre el 26 y 27 de septiembre ni ningún otro acto de violencia, más que episódicamente. 
Quienes no lo vivieron entenderán con dificultad el efecto profundo del horror durante el salinismo. O tal vez en algunos casos. ¿Conciben el asesinato de un virtual presidente entre miembros del Estado Mayor Presidencial, que casi sin duda están involucrados?